Pozuel del Campo

Ya no se alzan las murallas que protegieron y convirtieron a Pozuel del Campo en toda una fortaleza en la Edad Media, aunque es posible visualizarlas con un poco de imaginación y una visita a los restos que aún se conservan del antiguo bastión en pleno casco urbano. Estas murallas condicionaron el urbanismo de este municipio, cuyas calles recuerdan a un pequeño laberinto empedrado.

La construcción más relevante que el visitante encontrará si pasea por ellas es la iglesia de San Miguel, edificada en el siglo XVIII siguiendo el estilo barroco, que conserva varios retablos muy notables del siglo XV. La localidad cuenta con dos ermitas, la de Santo Domingo de Silos, del siglo XVIII, y la del Carmen, de construcción más reciente.

En las inmediaciones se han hallado restos de poblados ibéricos y de monumentos romanos que dan una idea de la importancia que tuvo este municipio a lo largo de diferentes periodos de la historia.

Pozuel del Campo se halla en las estribaciones de la Sierra Menera. Es un pueblo pequeño de agradable paseo. Nada más llegar el viajero puede observar su estructura acuartelada y los restos de sus murallas de tapial, sobre las que debía alzarse un pequeño castillo, hoy desaparecido, y desde el cual se arracima el resto de la población que conserva en el barrio alto la disposición callejera en anillo propia del Medievo. Aunque debió existir un emplazamiento fortificado anterior, las murallas actuales son del siglo XIII. No queda mucho de aquella época; aún puede verse, sin embargo, un torreón, muy reformado, o más bien reconstruido, como recuerdo de aquellos tiempos. También, para acceder a la iglesia de San Miguel (1723) el viajero atravesará una de sus antiguas puertas. Cerca de la iglesia (barroca, con un conjunto de retablos del XV al XVIII) hay un pequeño mirador que pone de manifiesto la importancia estratégica de Pozuel: al Este se observa la inmensa planicie  remendada con campos de cultivo del Jiloca, y al Oeste se entrevén las formas abruptas de las sierras donde los quejigos y encinas conviven con los pinares de repoblación.

En los alrededores hay varias ermitas: las dedicadas a San Fabián y San Sebastián  (XVI) y a Santo Domingo de Silos (XV-XVI) son de estilo tardo – gótico, aunque modificadas con posterioridad.